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Charla con Daniel López


Cuéntame de tus inicios en el jazz.
Mi primer acercamiento con el jazz fue descubrimiento a través de varios maestros, yo estaba estudiando con Mario Romero, y estaba estudiando en la UDG, en el taller de guitarra clásica, entonces tenía muchas ideas en la cabeza pero finalmente fue con Mario cuando empecé a aterrizar muchas cosas que estaba buscando, como esa música más creativa, más de momento, más de improvisar, más de eso. No sabía que era exactamente el jazz, ni qué era improvisación pero como que buscaba esa parte más libre, y por ese entonces se empezaron a dar muchas cosas, estaba fascinado con el jazz que me abrió las puertas a conocer música que nunca había oído. Yo recuerdo grabar (risas) tu programa de radio en una de esas grabadoras de doble casete, me quedaba, según recuerdo, los lunes en la noche, de 10 a 12 grabando y después en la semana me ponía a escuchar, a tratar de buscar más música de todos los que programabas ahí.

Esto estamos hablando ¿de qué año?
Mas ó menos del 2000, porque recuerdo que en el 2000 terminé el curso con Mario Romero y tenía todas esas ganas de explorar y a través del programa de radio es que conocí a Tom Kessler y ya después fui a escucharlo tocar en el Haus der Kunst. Me dio clases, fue como otra faceta del jazz muy diferente a Mario Romero, pero fue complementaria y ya desde entonces ha sido una búsqueda de conocer músicos, tocar con ellos, palomazos muchos en el Haus der Kunst, ahí fui iniciando.

Te tocó ese auge del Haus, que muchos están mencionando.
Si, tal cual me tocó la buena época del Haus.

¿Y ahí empiezas a tocar con otros músicos?
Ahí empiezo a tocar, de hecho bueno con todo esto de las clases de Mario, de Tom, con el programa, empecé a suplir a Tom en un hueso que tenía… era un hotel, no recuerdo el nombre, pero ahí tenía un hueso con Pichón y con Diego. Pues ese suplir a Tom me obligó a sacar un montón de rolas porque yo no me sabía ninguan. Cuando Tom me dijo: “¿Tienes repertorio de tres horas?”, dije: “Sí, claro, a huevo” y claro que no tenía ni una. Me puse a sacar canciones en chinga, en una semana y la emoción de estar ahí tocando jazz con otros músicos me hizo aplicarme y entonces fue mucho de sacar rolas, ir a palomazos, si en un palomazo se sabían tal rola y yo no, pues era llegar a la casa y sacarla para tocar con la mayor parte de músicos que hubiera.

¿De quién te acuerdas que tocaba en ese entonces, además de Tom, Diego y Pichón?
Pues estaba Natalie Braux, por ejemplo, con ella empezamos a ensayar y surgió un proyecto, Alice in Wonderland, eran composiciones originales más en el lenguaje del jazz tradicional.

¿Composiciones ya tuyas?
Ajá. Y me acuerdo que Natalie quería que tocara mis composiciones, entonces me di la tarea de hacer la transportación a sax alto, que también fue un aprendizaje para mí. Natalie me daba mucho feedback de cómo escribir para el sax, porque lo que yo había pensado para la guitarra, pues para el sax era accidentadón, el sax necesita tiempo para respirar. Entonces fue como también aprender a ver la música en otro instrumento que no fuera la guitarra, eso fue Alice in Wonderland, estuvimos tocando mucho en el Rojo Café, que era de los primeros foros para presentarte, de esa época. Grabamos un disco en vivo en el Rojo Café, vendimos básicamente unas tocadas que teníamos ahí y ese fue el inicio. ¿De quién más me acuerdo? Me acuerdo de muchos bajistas, estaba Pichón, estaba Fernando Galindo, estaba Juan Ayala, me acuerdo que también por ese entonces el Copenhagen estaba siendo manejado por Willy Zavala.

Que fue la última etapa del lugar, cuando muere Carlitos se queda Willy.
Si, estaba como socio junto con los hijos del dueño. Juan Ayala y yo también ibamos mucho ahí al Copenhagen, que también era un lugar de palomazos y me tocó ver los primeros palomazos con Willy, con otra visión, otro cotorreo, como con cada músico que te topas se da una diferente vibra, un diferente aprendizaje. Y así fueron los inicios, fue como mucho buscar a los músicos y buscar la música, descargar música pirata o no pirata, como podías te conseguías libros. Tom, por ejemplo, en ese momento estaba eestudiando en Texas y cuando regresaba de estudiar me daba clases, me daba referencias de libros que estaban estudiando allá o me prestaba los libros y les sacaba copias o traía música nueva de allá. Me acuerdo cuando llegó con las novedades de ese entonces, eran cosas nuevas y pues eran increíbles… ya como que ahorita es muy fácil todo, es muy rápido encontrar toda la información, pero antes alguien necesitaba traerlo para empezarlo a oír.

Y de aquel entonces a ahora, ¿Cómo has visto la evolución de la escena del jazz en Guadalajara?
Pues es muy diferente, ya hay una escena, creo, fuerte, importante, ya hay muchos lugares, ya hay muchos más músicos, ya hay muchos músicos que desde muy chavos ya quieren tocar jazz, antes era más de gente más grande y tenías que juntarte con, pues con los pichones, pues para aprender. Ahora ves a gente más joven que ya toca. Yo, por ejemplo, primero entre al rock, luego al blues.

Sí, se que muchos músicos empezaron así, porque además no había una oferta educativa al alcance para empezar a tocar jazz.
No había la formación, no había escuelas, no había los festivales, ahorita hay festivales, hay varios festivales que suceden en la ciudad cada año, hay un acceso a la información que no había antes.

Y de lugares ahora ¿Cuáles ubicas?, ¿Lugares donde siempre puedes encontrar jazz?
Pues está el Breton, que no es únicamente jazz pero es como una especie del Hau,s está también el Coltrane que también siempre tiene programación del jazz, y hay lugares que también están apostándole al jazz ocasionalmente. El primer piso también y el Candela.

Y después de Alice in Wonderland, tú sigues explorando, buscando tu sonido ¿Qué sigue ahí para ti? Empiezas a hacer duetos y tríos ¿No?
Después de Alice in Wonderland me dedico más a huesear, como decimos, o sea, trato de buscar sacar más lana.

Para vivir del jazz.
Vivir del jazz, hago un concierto que se llama Jazz Hat, donde nos poníamos sombrero negro y andábamos de negro y tocábamos un jazz más comercial, sin tantos solos, un poco más rolas comerciales como de películas o rolas de… incluso un bolero, rolas más comerciales. Era un proyecto más de tocar en restaurante.s

Un repertorio más comercial.
La gente ubicaba que Jazz Hat era mucho más sencillo, tocábamos jazz, traíamos sombreros, era muy comercial.

¿Quiénes estaban ahí?
Estuvieron varios. Estuvo Pichón, José Luis Muñoz, Beto López, Saúl Cobián y otros, ese era el concepto y yo lo movía…lo chido fue que sí estábamos tocando mucho, estábamos tocando en varios lugares y nos iba económicamente bastante bien porque si nos movíamos bastante. Pero después de eso quise buscar más… como que me enfadó esa parte comercial y resolví el asunto económico de otra manera y ya no fue tan necesario estar hueseando tanto.

¿Te concentraste más en lo tuyo?
Me concentré más en lo mío y empecé después a tocar más con composiciones mías y de más gente, en ese entonces me acuerdo que me junté mucho con Saúl Cobián, él estaba componiendo mucho y estábamos haciendo composiciones mías o suyas y tocando básicamente eso. Eso se llamó Coffee Talk y luego dos años estuve tocando mucho con Eliud Ernandes también. Lo bonito de ese proyecto era que era mucho el interplay, lo que menos importaban eran los virtuosismos o las complejidades que de repente puede tener el jazz, era más el interplay y lo hacíamos con el Coffee Talk.

Una charla de café.
Y eran composiciones mías y estaba padres porque eran ya composiciones originales, estuvo padre aprender a hacer eso. Después de eso estuve un tiempo con Jaramar Soto en un proyecto llamado Caída Libre que estuvo muy padre, fue un aprendizaje, fue un rollo porque eran temas de jazz en los que no hacíamos tanto improvisación y con ese proyecto me tocó ir a los foros de donde se toca jazz en la ciudad de México.

El Zinco
De hecho el Zinco no, ese es el único que no. (risas)

Ok.
El Film Café, Las Musas, Pizza Jazz y así.

Sí, los lugares del circuito de jazz.
La mayoría de esos lugares son 100% jazz, aunque le varían, de hecho la situación, de repente, es parecida, a lo mejor es más grande y hay más lugares pero es mas o menos igual que aquí. Aquí lo padre fue conocer lugares de allá y yo empecé a irme con mi proyecto allá, yo tenía la música escrita, se la mandaba a músicos de allá, yo viajaba y tocaba con músicos de allá. Me tocó conocer a Benjamín García, a Toto Nava, a Fernando Portillo, un guitarrista, hicimos unos duetos; en la batería estaba Andrés Gallegos, que estaba viviendo en Guadalajara, entonces él se va a vivir al DF y aprovecho que se va para allá para tener un baterista, pues básicamente yo iba a tocar y pues fue la experiencia que toqué con músicos de allá y compartí la música con músicos de allá. Igual ya ahorita, lo último es que he consolidado más el trío, The López Trio, empieza este trío con Dante Laricia y Andrés Gallegos y luego Andrés se va al DF. Dante tenía ganas de hacer una cosa más soul, y yo lo impulsaba mucho a que tocara el contrabajo, pero lo que a él realmente le gusta es el bajo. Entonces sale Dante y entra Vilches, Carlos Vilches, que yo lo conocía desde hace muchos años de los palomazos en el Haus con Pneumus, yo hice palomazos con él y con el paso de los años l iba viendo como se metía más al jazz, al contrabajo y lo invité, le dije que serían composiciones originales todas y nos estuvimos enfocando en composiciones originales y un repertorio muy escogido, a veces escogíamos rolas que nos gustan o estándares que nos gustan pero con un proceso en e que realmente lo asimilábamos y lo tocábamos sin esa actitud del palomazo.

Pero finalmente también te has enfocado en componer, en hacer un proyecto de música original, o sea este nuevo disco que me pasaste ¿es de música original?
Ajá, es totalmente música original y tiene como varias etapas de rolas más tradicionales, más contemporáneas.

¿Para ti, cuál sería el estado de salud de la escena?
Pues yo pienso… lo comparo con ese 2000 que decíamos, yo creo que está mucho mejor, gracias a todo lo que se ha venido trabajando por tanta gente, como que se ha sembrado y ahorita se está viendo todo eso, yo creo que está mucho mejor que hacer 17 años, en el 2000. Y yo siento que sigue mejorando.

¿Qué le faltaría?
Acercanos más a la gente, que el jazz se acerque más a la gente en general. Porque ya hay mucha más gente que está acercándose al jazz, pero más iniciativas de llevar el jazz a las calles, a las plazas públicas.

Hacerlo más incluyente, más público, más popular.
Más popular, exactamente. Como que hace falta quitarle todas las etiquetas que tiene la música del jazz, de que es música cara, fresa, el vinito tinto y todo eso. Son cosas que no están mal pero… yo recuerdo, ahorita que estábamos hablando de Jazz Hat, precisamente yo me valía de esas etiquetas para venderlo.

Claro, y hay gente que cuando escucha jazz se le antoja estar sentado con el vinito, pero eso es una parte del jazz también.
Es una parte del jazz y bueno yo trataba de darle por ahí, pero lo principal del jazz es su parte de música creativa, libre, del momento, de interactuar con la gente. Eso es lo principal del jazz y ahí no necesariamente hay ni un estrato social, ni a un ritmo, o sea el jazz no es swing necesariamente, hay muchas cosas, es como ese diálogo, esa apertura. Por ejemplo, Jazzéalo, ese slogan que ustedes tienen en Tónica, de eso se trata, esa parte de improvisar en la vida diaria, de improvisar en la música.

Que así es la vida diaria.
Eso es lo padre del jazz, creo que es algo muy padre que si lo pusiéramos más al alcance de la gente se identificarían bastante.

¿Y de conciertos que te acuerdes en estos últimos 17 años, que te hayan marcado, que nunca pensaste que pudieran estar en Guadalajara?
Pues yo me acuerdo mucho de uno en el Diana, de Bill Frisell. Creo que fue el primero.

Sí.
Para mí fue un súper viaje ese concierto, fue como una serie de texturas, un viaje realmente, te lleva a otro lado y desde entonces he tratado de seguirlo más. Pues yo creo que hay muchos, también recuerdo el de Antonio Sánchez & Migration, en el Degollado, hace como dos años, impresionante su proyecto y el concierto. Todos los conciertos de All Stars que ocurren en los Seminarios de Tónica, son padres porque se vive el jazz, eso es el jazz, llegas propones una rola y ves como la arman y la ensayan en el momento, está súper padre.

¿Cómo visualizas la escena en diez años? ¿Qué crees que va a suceder aquí, hacia dónde va?
Pues yo creo que si sigue así, siento que va a ser una ciudad, si no la más importante del jazz en México, un punto obligado a la par del DF, no sé, creo que el DF es mucho mito tal vez, ya yendo y viendo lo que pasa allá, te das cuenta de que igual no estamos tan mal, estamos más competitivos. La prueba es que aquí, la gente viene año con año a Tónica a estudiar, viene gente del DF, de Veracruz, de donde sea. Yo siento que se están dando un montón de músicos y de gente que le gusta el jazz y a lo mejor eso va a obligar a que la ciudad tenga más lugares de jazz o más festivales, no sé. Pero si siento que se puede poner, si no como la capital del jazz en México, sí bastante importante.

¿Cuáles son tus influencias más grandes en la guitarra?
Wes Montgomery fue el primero que escuché y me encantó su sonido, y me sigue encantando, sigo transcribiendo cosas de él cuando puedo. (risas) Obviamente Jim Hall, su sentido más lirico, más melódico, más minimalista pero súper bonito. De unos para acá Pat Martino, mucho, me encanta su lenguaje de composición, me encantan sus composiciones. Y más actuales son. Está también Peter Bernstein. Yo busco siempre ese sonido melódico, cálido, pues son básicamente mis influencias. Joe Pass, de hecho la guitarra que traigo es de él, me encantó Joe Pass, me acuerdo la primera vez que lo vi, estaba yo acostado y dije: “Bueno, vamos oyendo este ruco ¿no?” “ y no lo podía creer, es impresionante, y bueno mucha gente hace lo mismo, hasta más cosas que él pero él fue el primero que introdujo esa manera tan orquestal de tocar la guitarra, que también esta padre. Yo creo que hay muchos y no sólo guitarristas.