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Charla con Carlos Torres


¿Cuándo es tu primer acercamiento al jazz? Sé que en tu caso es súper chavito.
Pues sí, yo empecé por mis tíos directamente fue como empecé a acercarme a la música del jazz. Yo comencé a tocar la guitarra a los 15, ya un poquito más grandecito.

¿Antes no te había llamado la atención?
No, nada. Fue pura casualidad porque entré ahí en la preparatoria y habría que tocar un instrumento. Ya de ahí me fui acercando con los tíos, me fueron dando clases y también la influencia de ellos viene directamente de Carlos De La Torre, ellos se acercan a él, yo me acerco a mis tíos y pues bueno, es ahí una cadena de conocimiento de esa música.

¿A ti te tocó escuchar a Carlitos?
Sí, me tocó escucharlo muy pocas veces, realmente.

Estabas muy chavo en ese entonces
Sí, cuando yo empecé a darme cuenta de este género pues él ya estaba bastante enfermo, pero sí me tocó escucharlo unas tres veces en el Copenhagen y después en este concierto…

¿Cuántos años tenías?
Yo creo que andaría por ahí por los 19, 20 años más o menos. Y también fui al concierto que le hicieron en el Degollado para recaudar fondos para apoyarlo, ya tenía el cáncer adelantado, entonces querían apoyarlo.

Y desde entonces, ¿Comenzaste a escuchar jazz como una cosa natural?
Sí, pues asistía mucho a los jams, pues ya mis tíos estaban muy activos tocando en varios conciertos de jazz, de hecho con Carlos De La Torre, en los noventas y hay videos. Comencé a buscar material y también ellos empezaron a tocar muchos conciertos de jazz, así por la ciudad, de gente local y entre ellos mis tíos, entonces iba y los escuchaba a ellos y escuchaba a un montón de agrupaciones.

¿De quién más te acuerdas?
Pues me acuerdo de Bacanora, Vía Libre…

Y el otro Copenhagen? El de Américas.
Si también. Bueno, te digo, a mí me tocó verlos en estos conciertos, incluso después de Carlos De La Torre y todo eso, recuerdo a Natalie Braux, Klaus.

Klaus creo que llegó en el 2002
Sí, un poquito después de que falleciera Carlos De La Torre, como que todo se fue dando. Después también estaba el Haus der Kunst, iba y escuchaba Tom Kessler, bueno eso si desde mucho antes. Willy Zavala, podías escucharlo también ahí, y justo también regresa Tom Kessler, cuando yo ya empiezo ahí a meterme a esta onda lo conozco ahí en el Haus y también empiezo a tocar con él. Comienzo a aprender de él, porque pues yo lo considero también otro de mis maestros, después comienzo a tocar con Vico Díaz, con Saúl Cobián, que me invitó también a su proyecto, algún tiempo, y pues bueno ahí a seguir… con Christian Jiménez y con Lalo también.

Y ¿Con ellos sigues?
Sí, con ellos sigo todo el tiempo, de hecho yo ya conocía a Christian y a Lalo desde antes de tratar con Tom, o sea ya tocábamos. Con el Pichón ha sido una de las influencias más grandes, aparte de mis tíos, después de mis tíos, él porque estaba directamente la relación de Carlos De La Torre.

Además Pichón tuvo siempre como esa curiosidad de tocar con nuevas generaciones, ¿No?
Sí.

Más que otro músico de esa época.
Sí, exactamente. Le llamó mucho la atención, estuvo tocando con Willy, estuvo tocando con Christian y con Lalo, los lunes en el Haus y bueno pues de ahí yo caí a palomear, ya después se armó un trío con Luis y con Javier Soto. Con Luis, con el Pichón, con Luis Muñoz y armamos un trío a guitarra, por ahí grabamos un disquito, un demo de estándares, en algunas canciones está Christian y pues ahí se fue dando, en el Miocardio, recuerdo que fue una temporada muy padre para mí.

¿El Rojo, por ejemplo??
El Rojo Café, sí llegué a tocar ahí y sí llegué a escuchar bandas también ahí pero no tanto, no fui muy asiduo al Rojo Café pero sí llegué a ir. Incluso llegamos antes de que cerraran, llegamos a tener una fecha con mis tíos, con mi tío Oscar Ornelas y sus dos hijos, René y Oscar.

Tus tíos tocaban también en el OUI verdad?
Sí, en las noches. De hecho también entré ahí. Siguen en la mañana dos de ellos, Juan y Rafael se fueron a Estados Unidos, y Oscar y Sergio, ellos cuatro son los que se aproximaron más al jazz, porque tengo otros tíos que también se dedican a la música, pero no tan específicamente a este género. Ellos cuatro, bueno dos se fueron a Estados Unidos y dos están aquí, están tocando ahí en el Oui, y siempre han sido una influencia grande para mi.

Para ti a lo mejor era muy natural juntarte con músicos que hacían jazz por tu familia, pero ¿Recuerdas que hubiera una escena muy identificable del jazz en aquel entonces, cuando tú empezaste a tocar?
Creo que no, justo creo que cuando empecé a tocar, yo siento que estaba un poquito dispersa esa situación. Si había como estos grupos, estos gremios que tocaban cada tanto tiempo.

Pero no había escena como tal.
Ajá. Yo siento que la escena no estaba tan definida como ahora.

Y tú, ¿Cuál crees que fue el detonante o los elementos que contribuyeron a que la escena sea ahora más visible?
Pues yo creo que, tal cual las generaciones como que esa etapa en la que yo empecé a escuchar jazz, de la que hablamos, como de los 2000 más o menos. Como que fue transición y apenas, por ejemplo, músicos como Klaus iban llegando y ellos generaron una escena, ahora ya existe. La Big Band de Klaus, Natalie con su proyecto de Sherele, o sea como que hubo muchos proyectos que empezaron a cuajar muy fuerte. También Willy Zavala siempre ha tenido su trío y justo acaba de sacar su segundo o tercer disco. También llegó Tom Kessler, que comenzó a generar una escena, influenciar a muchos guitarristas y músicos de jazz aquí. Vico Díaz, que llegó de Berkeley, Tom llegó de Texas, Saúl Cobián creo que de Los Ángeles y todos con una visión que fue muy bien recibida.

Pero tú crees que el hecho que ellos salieran, el haber estar expuestos a otro tipo de competencia, hizo que subiera el estándar aquí?, o el hecho de que se hayan hecho más frecuentes las visitas de músicos internacionales a la ciudad?
Pues mira, yo he sabido que músicos internacionales siempre han venido… de mucho nivel.

Pero no con tanta frecuencia.
A la mejor sí, no con tanta frecuencia y también ésta onda del nivel, siento que siempre ha habido mucho nivel.

Pero cuando tu comienzas, además de las clases con tus tíos, ¿Qué tanta oferta educativa existía?
Pues estaba la Escuela de Música y ya pero no está enfocada en jazz, ahora ya hay otras instituciones que ya se enfocan a la onda del jazz, pero no, yo creo que esta onda del jazz tenías que acercarte con los que habían tenido las experiencias y todo. Y te digo sí influyó la experiencia de estos músicos que te cuento, que llegaron de Estados Unidos, de la cuna del folclor del jazz. Carlos De La Torre estuvo tocando en Tijuana y trajo toda esta influencia de los americanos, pero el nivel siempre, yo siento que siempre ha habido mucho nivel, más bien como que se empezó a enfocar mucho más toda esa energía, toda esa sabiduría de la música y se comenzaron a desarrollar proyectos más específicos, yo creo que eso ha sido un cambio positivo; así se generó la escena del jazz.

Tu perteneces a una generación intermedia, que ya lleva un rato tocando, ¿Cómo ves a los que vienen?
Pues con muchas ganas (risas), se ven con muchas ganas y muchas personas, de hecho. Hay muchos jóvenes que están tocando muy chido. Claro, se tiene que estar trabajando e ir aprendiendo porque esta música es bastante compleja, un tanto difícil. Pero como que hubo una apertura a tocar, o sea todos con todos, a pesar de que cada quien tiene sus proyectos y sus cosas específicamente se da esta cuestión de los jams y todo esto, más abierto. Se han abierto unos foros, se han cerrado otros.

Pero no con tanta frecuencia.
A la mejor sí, no con tanta frecuencia y también ésta onda del nivel, siento que siempre ha habido mucho nivel.

¿Ahora hay más foros o crees que le faltan más a Guadalajara?
Hay foros pero yo creo que todavía le faltan foros y formales, bueno…

Es decir, sitios con buenas condiciones técnicas y físicas y que le pague bien a los músicos no?
Sí, exactamente, en donde además de que van a sonar bien, que tendrán las condiciones adecuadas, que también puedan ganar mejor.

¿Tú crees que ahora en Guadalajara un músico que se dedica a tocar jazz puede vivir de eso?.
Sí, yo creo que sí, digo con sus sacrificios sí (risas), con sus variantes. Yendo a tocar a lo mejor a bodas y a estas cosas que no son las que más nos gustan… pero bueno, hay que hacerlo y eso es tal cual la chamba. Pero sí hacen falta foros formales porque a la mente se me vienen, así que sean muy específicos del jazz, …pues estoy pensando en el Coltrane, estoy pensando en el Breton que tiene su miércoles de jazz y jam, a veces agendan los fines de semana distintos proyectos; está El Primer Piso, que también hay muchas variantes, no es solamente jazz. ¿Dónde más? a ver Sara, recuérdame

Pues a veces el Candela y Palíndromo.
A veces el Candela, también el Palíndromo tiene una escena más abierta inclinado al folk, al indie, a grupos de otro tipo de música. Y tampoco se me hace tan constante, creo que es más constante el Breton.

No hay un club como el Zinco (CDMX)
No, algo así no hay, el Palíndromo tiene las sesiones de Solo jazz contigo pero es sólo un día.

Claro, pero no se enfoca solamente en el jazz, todos los días. El Primer Piso empezó así no? Como un club de jazz.
Sí, fue mutando. También, yo creo, dependiendo de las necesidades de foro, de la audiencia, de quién va a escucharte.

Y tú crees que esa audiencia ha crecido a la de aquellos años, porque yo creo que el jazz ha existido en Guadalajara desde hace muchísimos años y yo sé cuando Carlitos tocaba el lugar se llenaba, pero también estamos hablando de un lugar pequeñito que se llenaba sobre todo de músicos. Pero, más allá de los músicos que van a escuchar a sus cuates, ¿El público ha crecido en Guadalajara?.
Ha crecido pero porque cada vez hay más gente en Guadalajara (risas), o sea la ciudad crece y la audiencia crece un poquito. Pero yo siento que, no sé porcentajes exactos, pero yo sí creo que hay muy poca audiencia todavía. Todavía hay una cultura muy pobre en cuestión de ir a escuchar música.

Exacto, la música funciona de fondo en muchos casos.
Sí, como que todavía la idea de ir a escuchar música de jazz no está muy arraigada, todavía se tiene esa idea que tiene que ser de fondo, de que tiene que estar bajito para que puedas hablar a gusto, de que no interrumpas y son cosas que, ahora que mencionas el Zinco, me han platicado que la misma audiencia que va a escuchar el grupo hace callar a los que están hablando, por fortuna no es el músico el que tiene que estar callando a la audiencia, y estoy totalmente de acuerdo, no es el caso, sino que el mismo cliente que va, paga su cover para escuchar este proyecto y tiene a lado una persona que esta hable y hable, y con todo el derecho hacen eso.

Te acuerdas de una americana que se la pasó hablando a gritos mientras tu y Chris tocaban en una sesión en Palíndromo?
Sí! (risas), no paraba de hablar. Uno creería que pues mas o menos es su onda, el folclor del estadounidense pero pues no, en todos lados se cuecen habas como se dice…

Es natural que la gente hable en esos conciertos que son en foros pequeños porque no estás en un estadio viendo a un grupo de rock súper ruidoso pero en estos sitios tan íntimos es importante que se genere la conciencia de respeto hacia el trabajo del músico sobre el escenario.
Sí, se tiene todavía la idea de que se va a escuchar un música de fondo y no se va a escuchar un proyecto, o sea no estás como cuando vas al teatro o a escuchar una obra clásica, estás calladito, simplemente cuando vas al cine, estás calladito y apagas tu celular. O sea esa cultura ya está predispuesta, ya está hecha por una u otra razón. Siento que todavía no ha sucedido en la escena del jazz o de este tipo de proyectos que necesitan la atención del público pero también se presenta para este tipo de lugares más alternativos, como para los restaurantes o como para el bar, pero la gente no está enfocada ahí, estar dos horitas en silencio y escuchar.

Con Señor Búho que es un proyecto en el cual tienes un buen rato, ¿Cuál ha sido la experiencia, sientes que la gente de pronto si se involucra?
Pues depende mucho del foro, siento que en el foro de El Primer Piso es algo padre porque la gente si se clava, si se focaliza un poco, no sé si es el ambiente del lugar o algo, también la voz, siempre el cantante, ya sea mujer u hombre, siempre llama la atención, a la hora que escuchas la voz, las letras y todo esto, agarra otra onda. No como cuando es totalmente instrumental, luego la gente se pone más dispersa. Y pues sí, afortunadamente nosotros tenemos esa cualidad de poder adaptarse y de tener un repertorio bastante amplio, desde boleros y funk, pues es la música que nos gusta a todos y sacamos varias versiones muy particulares y hay mucha improvisación, entonces tenemos esa forma camaleónica de poder adaptarnos y seguir sin dejar de hacerlo bien y sin dejarlo de hacer como a nosotros nos gusta y con un sello particular.

Claro, no es que el público se ponga a pedirles canciones determinadas.
Si está en nuestro repertorio la tocamos con gusto.

Pues como dices, depende del tipo de público.
De audiencia, exactamente. Y cuando yo tocó a trío de guitarra es mil veces más difícil atrapar a la gente, a veces si requieres de una voz o por lo menos decir algunas palabritas, de alguna forma invitar al público, esa sí puede ser tarea de uno, tratar en la medida de lo posible del músico de involucrase, de hablar, de tender un puente de comunicación con el público.

Y claro, hay extremos ¿No? Lo que decía Vilches que de pronto estaba cansado de tener que pintarse, hacer la coreografía y depender de otros factores ajenos a la propia música para captar la atención del público.
Sí, bueno pero eso es otro, pero eso me suena a un proyecto más específico en el que eso es parte del atractivo ¿no?

Claro, pero él decía que de pronto se sentía presionado por tener algo extra más allá de la música.
Bueno, pues sí, pero creo que hay proyectos que así están pensados y es parte de su atractivo.

Y cuéntame ahora la idea de empezar a hacer dibujo de músicos.
Pues mi carrera realmente son las artes plásticas, siempre he estado influenciado escuchando jazz y siempre me he clavado y he hecho dibujos de músicos, de jazzistas. Nada más que ahora, pues comenzó esa inquietud cuando vino Peter Bernstein, que me encanta ese guitarrista y tuve la inquietud y dije: “Pues voy a regalarle un retrato, a ver qué pasa” (risas), y como la reacción estuvo muy padre se fue dando naturalmente que repitiera la acción con otros músicos que admiro.

Los músicos están acostumbrados a que los fans les den cosas y me ha tocado ver músicos que no les importa lo que les dan y lo dejan en el camerino. Pero por ejemplo te cuento que cuando vino Bill Frisell olvidó tu regalo en el camerino y cuando íbamos en la camioneta de pronto dijo “¿Qué onda con mi retrato? Lo olvidé en el camerino!” y nos pidió recuperarlo porque realmente le había gustado.
Ah mira, qué padre (risas)

Estaba muy contento con su retrato.
Que padre. Es un pequeño detalle que me da mucho gusto que se aprecie, es algo como de las artes, tienes esa virtud, sabes hacer algo y no te das cuenta de cuánto lo aprecia la gente hasta que ves las reacciones.

Tus dibujos son realmente buenos. A mi me gustan mucho.
Gracias. Está padre darse cuenta de que, pues sí les interesa, sí les gusta le detalle, que si se aprecia.

Oye y ¿Qué cambiarias tú, si te dijeran: “A ver, vamos a renovar la escena del jazz”?, ¿Qué le cambiarias?¿Qué pedirías que hubiera más? Bueno, ya hablamos un poco de que la audiencia respetara un poco más el trabajo del músico.
Sí, pero bueno, eso también hay que echarle un telefonazo a las autoridades desde allá del congreso. Cambiar muchos sistemas de educación, o sea creo que desde ahí, es problema es muy cultural para mí, yo creo que el problema es desde raíz, desde niños, las influencias que tienes. Los que nos dedicamos a esto, por una u otra cosa, nos llegó pero los que no les llega, los que no tienen la influencia de cualquier otra música, que sea para, digo para mí, bella, pues chale que difícil.

Claro, y no sólo es un niño que va a tener una formación musical para tocar, sino para escuchar. Y cuando se es más grande quizá resulte más difícil escuchar cierta música que no estuvo presente durante tu infancia.
Claro que suelen darse casos de gente se van al extranjero y ahí se ponen en contacto con el jazz y otros géneros, en Europa, en todos estos países así desarrollados donde la cultura es importante y aquí, la cultura y las artes están muy menospreciadas, bastante, yo lo veo en dos ramas: en las artes plásticas y en la música y las dos están así, híjole, digo para llorar. Y digo, esas son las que más llaman la atención porque si te vas a la danza, si te vas al teatro también. Tengo amigos que he conocido de teatro que de verdad que sí sufren, si uno sufre que porque no le pagan bien en bar, te das cuenta de lo que luego ganan los de teatro, a menos que sean propuestas que llamen mucho la atención y cosas así. El tiempo que les toma a los del teatro.

Hay muchísimos conciertos en la ciudad. Y lo peor es que los que abarrotan no son precisamente los mejores.
Pues no…se llenan los de banda o reggaeton, cosas muy comerciales. En esto que ahora me preguntas de qué se podría cambiar, creo que si ha estado cambiando mucho entre los músicos ese apoyo mutuo, entre músicos, creo que eso es muy importante, que ya ha cambiado. Pero hace falta el apoyo de la misma gente local, que apoye y escuche también lo local, que se lance a todos los conciertos que pueda, que se apoye porque si aquí en lo local generas algo chido, ya te vas con una carta, no sé, a la ciudad de México o te vas a otro estado con alguien que te apoya, que es simplemente tu público.

Pero ya haciendo un balance de todo lo que te ha tocado a ti presenciar en el jazz, ¿Dirías que el jazz está en un buen estado, está en desarrollo y hacía dónde va?
Pues yo creo que está en desarrollo, sigue estando en desarrollo y todavía no… bueno a ver, o sea por ejemplo, el jazz es folclor americano, viene directamente de las raíces musicales de los negros que llegaron como esclavos a Estados Unidos. Pero ya hay cosas muy interesantes que están en la onda de la improvisación y que ya tienen influencias muy mexicanas, como lo que hace Vico por ejemplo.

Es cierto que ya hay mucha gente tocando en diferentes estilos pero quizá faltan proyectos originales, de música original.
Sí, digo y ahora hay bastantes, ahora hay más, pero quizá si se necesitan más aún enfocados a la música, a lo mejor tratar de quitarle esa etiqueta del jazz, si hay improvisación, si hay cuestiones padres, que son complicadas y complejas que es lo que tiene el jazz, pues bueno ya después se determinará si es jazz o no pero que la música sea interesante y que te proponga.

Y que quizá en algún momento sea reconocible, como quizá pueda ser el jazz en Xalapa o el de la Ciudad de México. Que Guadalajara sea vista como un centro importante de producción de jazz.
Claro, ojalá sí. Porque tenemos músicos de nivel, o sea fuertísimo que no le piden nada a muchos músicos. Ojalá que crezca la escena.

Nos faltan esas energías, tanto de los músicos como del público.
Sí nos hace falta como músicos crecer y ser todavía mucho mejores, porque si hablamos, por ejemplo, del DF, hay muchos músicos muy buenos y muchos. Y a veces aquí en Guadalajara hay varios, pero también somos menos personas y somos menos músicos y entonces generar una escena se vuelve un poquito más difícil. Hace falta compromiso de tener la ambición de mejorar todo el tiempo.